lunes, 5 de noviembre de 2007

lunes, 15 de octubre de 2007

domingo, 9 de septiembre de 2007

PRÓLOGO

El grupo literario “Pluma de Carne” constituido por un grupo de jóvenes estudiantes universitarios de la asignatura Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de La Libertad (Trujillo) insurge, no como eclosión de una generación espontánea, sino como fuerte expresión de una necesidad espiritual hartamente sentida desde algún tiempo.

Desde hace algún tiempo, decimos, porque después del grupo "Literalma" insurgió una pléyade de jóvenes voluntariosos bajo el rubro bautismal de "Re–naser" (volver a nacer o un Renacimiento del ser o simplemente Renacimiento o nuevo espíritu).

"Literalma" fue un grupo sólido que se movilizó con energía auténtica: la emergencia espiritual de la palabra en la voz de cada uno de sus componentes. Citamos tan solo un ejemplo: el de Emberto Narciso Carranza, pseudónimo Nacato, hoy voz olvidada, pero que renace en la de promociones posteriores como “Pluma de Carne”, metonimia feliz del inmortal César Vallejo en su inventario dramático de la acción revolucionaria hecho historia en España (1936).

“Pluma de Carne” es la formación protoplasmática de la nueva voz insurgente en el mundo fantástico de la creación poética. Nace con la conciencia certera de que la poesía es el enlace vital entre el hombre y la naturaleza, entendiendo por tal todo lo existente en el mundo, incluyendo el espíritu y la cultura.

Escribir es una forma de vivir en situación, una forma de ser. Escribir es un acto, un acto imperecedero, que jamás se extingue y queda en la nada. Nos produce el placer de sentirnos vivir como seres auténticos. En razón a todo ello es que los componentes de “Pluma de Carne”, al tiempo que se constituyen, lanzan su primera confesión de fe, en forma de manifiesto literario, ahí sustentan en nueve enunciados los principios que le dan la justificación teórica de su sentimiento de ser y conciencia de hacer. Saben a ciencia cierta que la literatura es un hacer permanente y un ser vital constante y que su trascendencia no reposa ni en copiar ni en reproducir la realidad, sino en representarla gracias a la experiencia estética fenomenológica y a la visión sinestésica que se forman de la realidad, después de haberla vivido intensamente. Y no tienen otra forma de probarlo que mostrándolo históricamente: la creación poética misma.

La poesía no siempre es discurso autónomo, independiente de la realidad concreta, pues expresa por mediación de los sentimientos convulsionados aparentemente sin discursividad lógica, la secuela de experiencias vividas unas veces con dolor y otras con placer.

A continuación mi apreciación bastante apretada de la palabra de cada uno de ellos:

Con la finalidad de evitar protocolares conclusiones empezamos por la generalidad a que me conducen sus particularidades.

Lo primero que me motiva es la intencionalidad poética de todos ellos. Sin intención no hay poesía. Vale decir, sin fuerza intuitiva que la impulsa del mundo subjetivo interior al mundo objetivo exterior, esto es, la palabra, la expresión enunciada.

En segundo lugar, el arte se configura a partir de la realidad, pero no de una realidad plana, horizontal, sino más propiamente profunda o si, se quiere tangencial, en la cual la esencia no se confunda con la apariencia.

De esta premisa se desprenden dos actitudes expresivas y a la vez creativas: cómo instrumentar el lenguaje para poder expresar lo que se quiere decir (la intencionalidad). Es este el primer conflicto con que se enfrenta el escritor desde su noviciado y que persiste hasta el final; y en segundo lugar con qué lenguaje abordar cada uno de sus temas. Es esta situación problemática de expresarse la que conduce al factor competencia; y aquí vienen las diferencias: el dominio de las competencias del lenguaje determinan la actuación en el proceso de concretización artística o literaria. Cada cual selecciona su tema según sus experiencias, su realidad existencial, su confrontación vital, su situarse en el mundo. Pero cada quien, asimismo, responde a sus vivencias interiores, a sus propios conflictos, a sus contradicciones metafísicas, y selecciona un sistema de símbolos, de códigos y grafías alfabéticas con los cuales expresarse.

Tener conciencia de que el arte no sólo es emoción tensiva, sino –y fundamentalmente- lenguaje: escritura, discurso, entonación, ritmo. Hacer distinciones estilísticas de cada uno de los textos que en este vocero aparecen, sabiendo de antemano que son estudiantes universitarios de educación en la mención de lengua y literatura, resulta ser un despropósito. Ninguno es más adulto que el otro, pues conservan el mismo nivel generacional.

Aún cuando no son más que tres o cuatro los textos que se empinan sobre la curvatura de la aceptación; no referimos a los relatos “Mi ombligo”, “Taxi”, “Las aventuras de Gumercindo” y “Encuentro”, y los poemas que pugnan por registrar sus propias expresiones lingüísticas, sus estratos y niveles vocabulares, sus ritmos fónicos y tonales, consideramos que en cada uno de ellos se encuentra manifestada la intencionalidad por expresarse.

Más acertado sería afirmar que la vocación literaria es el ángel que pone en movimiento al poema en todos y cada uno de ellos; y que es el lenguaje, la palabra la que le da vibración, intensidad, altura en todos los niveles de expresión.

JUAN PAREDES CARBONELL

MANIFIESTO LITERARIO

La literatura se ha convertido en el auténtico, verdadero e inagotable registro de lo que pasa en el mundo desde la visión del mundo interior del escritor.

El lenguaje representa la forma más alta de una condición inherente de la condición humana, la de simbolizar, es decir, de representar lo real por medio de signos. El ser humano siente la necesidad de expresarse a través de signos ya que no hay relaciones de conocimientos inmediatas y directas entre el ser humano y el mundo, y tampoco entre el ser humano y el ser humano.

El escritor es aquel ser humano que siente la necesidad de expresar y conocer su mundo a través de signos, signos que no sólo expresan lo referencial del lenguaje, sino también lo afectivo, lo fantástico y todo lo subjetivo de la naturaleza humana. La literatura trasciende los signos convencionales de la lengua dotándolos de función estética.

El grupo literario “Pluma de Carne” siente la necesidad, no sólo de expresar mediante signos estéticos sus vivencias internas-externas, sino además expresar sus motivos existenciales y literarios mediante un manifiesto, un manifiesto que está referido a la literatura: un manifiesto literario.

Al escribir un manifiesto no estamos ajenos a errores. Los postulados vertidos en este manifiesto son propensos a ser debatidos por la teoría literaria contemporánea y más aún por el dominio de la ciencia en el estudio de la literatura.

La intención de escribir un manifiesto literario no es la de proponer una teoría literaria que amalgame todo un cúmulo de conocimientos, tampoco es la de proponer una metodología de análisis de una obra literaria. Nuestra intención radica en la necesidad de manifestar nuestra concepción de literatura y la responsabilidad que conlleva hacer literatura; expresando esto, estamos justificando nuestra existencia.

Gran parte de nuestra ideología esta ligada a este manifiesto, y aunque cada persona es distinta, piensa distinto y percibe el mundo de forma distinta porque vive distinto, en este manifiesto se han tratado de converger las ideas de todos aquellos que hemos escrito (y que no han escrito) en esta revista intentado aproximarnos a la creación literaria.

Los postulados que expresamos pueden parecer erróneos, sin embargo nosotros no lo consideramos así, pues estos postulados recogen nuestra visión del mundo, nuestro modo de ver y sentir un universo concreto de los seres y cosas.

Los cuentos y poemas presentados en la revista son misceláneos en la temática y en la forma en que son presentados, pero todos poseen una singularidad: cada uno de ellos descubren un aspecto de la condición humana.

Sin mayor dilación les presentamos nuestros postulados:

Ø La literatura es producto de una práctica social constante que emana del escritor gracias al reflejo de la realidad; este reflejo es de carácter artístico y opera transformando estéticamente la realidad.

Ø La práctica de la literatura es constante en el escritor; se seguirá considerando escritor a aquel que siga escribiendo y escudriñando los rasgos distintivos de su época, pues la literatura no es un ente estático que solo nos conlleva a la contemplación y al éxtasis, además la literatura, por ser de naturaleza dialéctica, nos conduce a una transformación tanto del escritor como del lector y por ende de la sociedad.

Ø El escritor debe tener un grado mayor de conciencia en relación con los demás, pues debe ser la luminaria de la humanidad. La literatura nos debe proporcionar la razón para deslindar lo admirable de lo grotesco.

Ø El escritor cuando escribe dice algo, no puede dejar de decir algo y caer en la nada. El escritor. Cada palabra suya repercute. Y cada silencio también.

Ø El escritor no escribe para la inmortalidad; la inmortalidad es una terrible coartada pues no es fácil vivir con un pie en la tumba y el otro en la realidad. El escritor escribe para sus contemporáneos, en cada época descubre un aspecto de la condición humana.

Ø La obra literaria es la expresión de una visión del mundo, de un modo de ver y sentir el universo concreto de los seres y cosas, y el escritor es un hombre que encuentra la forma adecuada para crear y expresar ese universo. El artista no copia la realidad ni ensueña verdades, crea seres y cosas que constituyen un universo más o menos vasto y unificado que puede ser fantástico.

Ø La literatura no reside en una forma independiente del contenido perdiendo su rigor al acercarse a la realidad y a las luchas sociales; como tampoco es verdad que se pueda juzgar el valor de una obra literaria sólo por su contenido.

Ø No necesariamente todo escrito que exprese un compromiso social es literatura; de igual forma no todo escrito que posee un alto grado de belleza en la forma se puede considerar literatura.

Ø La literatura no puede prescindir de contenidos, tendencias, y posibilidades sociales pues caería en la desnutrición. La literatura tampoco puede ser concebida como una mera ejecución social sin tener en cuenta la esteticidad, la ficcionalidad, la virtualización o la trascendencia, pues una obra desprovista de todos elementos sería simplemente un artículo editorial lo cual también es un alimento pobre.

MI OMBLIGO

Dicen que nacen después de nueve meses aproximadamente, pero yo no lo concibo así. Naciste desde que germinaste en mi vientre, mucho antes de que salgas a la luz del día, un mediodía, mi semillita de algodón: crecías dentro de mí y eso me hacía y me hace muy feliz.

Mi flor, mi dulce flor, salió de mí como cuando sale una mariposa de un capullo color rosa.

Eres tan frágil, tan dócil, tan suave, un copo de algodón que se mueve por la brisa de un otoño atardecer.

Haces que mis ojos brillen de orgullo cuando te miro y es que no existen ojos en este mundo que no sean capaces de mirar en tu sonrisa el bello atardecer de la primavera. Esta primavera que sólo respira cuando sales a la calle a la luz del día.

Eres las horas de mi vida, mi sueño y mi despertar. Eres mi Jade, mi amuleto que me lleva al mundo del no sé dónde y el no sé cuando, pero que me lleva a mirar tu sonrisa dibujada en el cielo, tu cielo.

No me faltes algún día porque sin ti no explicaría la existencia del amor. Por eso ven, abrázame con tus alas mi blanca palomita, hazme sentir el sin sentido de la vida, hazme recordar que tengo vida, que tengo alma plena y no vacía.

Sigue durmiendo sobre mi pecho, sigue soñando con el gato y el perro jugando con las estrellas del cielo. Vuela alto mi colibrí, vuela tan alto que no te alcance la realidad de este mundo, que es mi mundo. Vuela lejos de aquí y llévame contigo, contágiame de tu mundo, para así ser feliz.

sábado, 8 de septiembre de 2007

KADESHAN

¡Concha tu mare!...

Ahora tus palabras no me ofenden, no me causan ni el más mínimo dolor, no me haces daño. Tu cerebro está atrofiado, lleno de bazofia y de sucesos que yo nunca cometí.

Dices que vives conmigo y en realidad vives contigo y contigo. Eres doble, eres nada y algo, eres tú y ese órgano que tú llamas corazón. ¡Ja!, no sabes amar, nunca lo aprendiste o quizás nunca te enseñaron. Amar es confianza y eso no está en tu vocabulario.
Álzame la mano, tócame, ya no me dueles. Cada parte de mi cuerpo está adormecida, anestesiada, sangra, pero ya no me hiere, ya no me duele.
¡Soy tu puta idealizada!, plasmada estoy en una realidad que no es la mía, es la tuya, y esa es tu droga.

Te alimentas humillándome, llevándome a las lágrimas y a tu risa fingida enmarcada en tu cara, esa cara acusadora, amenazadora, esa cara que ya no me duele.

Insúltame, ponme amores y amantes, invéntame besos compartidos, estás enfermo del alma y tu cerebro está corroído, corroído por la desdicha y por los celos, ¡Otelo!

Ya no me hieres, tengo una coraza transparente, invisible, pero muy fuerte que hace que no me toques, que hace que no te sienta, ya no te recuerdo, eso eres: Recuerdo…
Ahora soy feliz porque tengo escudo y espada a mi lado, tengo algo que nunca tuviste: AMOR para dar y recibir. Tengo todo lo que te faltó y te falta por descubrir, tengo paz, tengo dicha plena y no vacía, tengo mi amuleto de la suerte, tengo: VIDA.

I

Quiero abrir mi recuerdo a la felicidad del ayer,
a la presencia de su luz
que se prolonga de voz en voz,
de palabra en palabra,
de oración en oración
Quiero abrir mi recuerdo a la felicidad del ayer
para dibujar su imagen,
para acariciar su rostro,
para escuchar el silencia de su voz
y
observar el ser y no-ser de mirada azul penetrante
como el alfa y omega de mi existencia

III

De rostro vacío,
de mirada penetrante
que antes de amanecer
veneraba la muerte.
Jugaba con el tiempo.
Destruía los minutos.
Apresuraba los pasos
para intentar comprender
su dolor, su miseria, su hambre…
Ahora, vuelve los ojos atrás,
sólo recuerda las lágrimas del dolor,
los días sin fin,
la noche oscura de su infancia,
la pobreza, el hambre,
que ya no siguen con él.

IV

Vida y muerte se juntan.
La vida entumece la razón.
La muerte nos estremece por dentro.
Ambas se agolpan en el pecho.
Se contraponen, se enfrentan, se unen…
La vida es el estado consciente
de vivir, reir, gozar…
La muerte es la preocupación eterna.
¿A dónde iré? ¿Qué será de mi existencia?
Ambas se unen.
Parece que nos ahogamos con ellas.
Son inciertas…

V

Quiero que el verso cante,
ría,
goce…
Quiero que de su ritmo brote sangre.
Que su métrica se siente junto a los hombres
e inicie la acción dialógica.
Que su rima luche contra la explotación.
Que su contenido sea como un sable
que impongo justicia
en una patria como la nuestra.

TAXI

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Pamela estaba llegando a la universidad en micro cuando se dio cuenta que había olvidado su informe en la pensión. Bajó en la esquina más cercana y como el trayecto que había cubierto era demasiado para esperar otro, y no podía entrar a clase sin el debido informe final, tomó el primer taxi que encontró -¿A dónde la llevo señorita?-, -rápido a La Noria, por el reservorio-

Pero yo de cojuda carajo, por qué chucha . . . yo sabía, yo sabía, YO SABÍA que algo me tenía que olvidar, y esta vez me tocó el informe de mierda, puta y encima si llego tarde ese viejo conchasumare me va a cagar -¿bonito el día señorita?-, -¿ah?-, -le digo que si no le parece bonito el día-, -ah, sí- puta mare, qué acaso no me está viendo la cara de poto que he puesto, o ese viejo de mierda vive en la nubes o qué chucha, con este informe final me juego el año y el viejo me pregunta que cómo me parece el día -qué bueno que el sol haya salido, hacía como tres días que andaba todo nublado y triste- señor le pago por conducir no para hablar, si quiere hablar pague su quina en el chat y no joda -en mis tiempos solíamos irnos a la playa todos los días, pero ahora está contaminada, recuerdo que iba a Buenos Aires-, -Ah sí que bien- me llega a la punta de la teta lo que haya hecho -acá voltee a la derecha-

En realidad el día sí que estaba bonito, pero Pamela no podía pensar en nada más que en presentar su informe. No reparaba en el radiante sol de primavera, las flores amarillas que caían anunciando la navidad, o la polifonía en el apareamiento de las aves. A ella le llegaba si el día era claro u oscuro, si el otoño se retrasaba o si las aves estaban arrechas -en estos momentos mi mente está muy ocupada con la universidad y le pediría silencio porque aparte estoy muy, pero muy estresada, o sea, no tengo ganas de hablar ¿comprende? y tampoco quiero ver como está el día ni hoy, ni mañana, ni pasado, ni nunca ¿Entendido?-, -como guste señorita- cuando el semáforo estuvo en rojo, dirigió su mirada hacia un árbol cuyo verdor era hermoso, pero como estaba rodeado de bolsas de basura, era imperceptible.

El taxi se detuvo en la puerta de su pensión -señor horita un momento, salgo y para que sean dos carreras, o sea me regresa a la universidad ¿ya?-, -señorita me gustaría que pague por adelantado-, -¿las dos carreras?-, -no, solo una- cuando Pamela cacheó sus bolsillos, se dio con la sorpresa -¡¡¡PU-TA-MA-RE!!! ME ROBARON- en efecto, en el micro le habían sacado la billetera -pero por la PUTA MARE, qué cojuda que soy, mierda ¿y ahora? ahí taban mis documentos, MI PLATA ¡¡¡CARAJO!!! ya no se puede confiar en nadie, y ya solo quedan diez minutos, puta que ya fui-, -no quiero ser descortés, pero quisiera que me pagase, así como usted ha aprendido a no confiar en nadie, yo tampoco puedo hacerlo-, -está bien señor, pero ahora no podré, quizás si me busca luego de clases. . . -, -¿perdón?-, -usted sabe-, -no, no señorita, yo no-, -no te hagas el sano viejo huevón-, -no, usted está tergiversando mis intensiones-, -entonces ¡¿Qué chucha quieres?!-, -quisiera sus dos ojos-, -¿qué?-, -que deseo que usted me pague con sus dos ojos-, -bueno, pero si era eso lo que quería, hubiera dicho desde un inicio- Pamela sacó su navaja, la cual nunca antes había usado, y no esperaba que le sirviese para lo que iba a hacer -pero señorita, tenga mucho cuidado, no quiero que sus lindos ojos se dañen-, -¿lindos ojos? ponga el espejo hacia acá que no veo- Pamela levantó sus párpados y los fue cortando con el propósito que facilitara sacarlos de sus cuencas -¿le ayudo?-, -puedo sola- una vez fuera, procedió a extraerse los globos oculares con las uñas -con cuidado señorita- y mientras intentaba quitarse el ojo derecho, chorreando sangre por sus mejillas, pudo ver su reflejo en el espejo retrovisor del taxi: En verdad eran bellos, un par de ojos café los cuales brillaban gracias a la luz solar y a la sangrienta navaja.

Solo le importaba llegar a la universidad y presentar su trabajo a cualquier precio -yastá ¿tiene un poco de hielo?-, -sí señorita, siempre traigo una bolsa para cuando los clientes no tengan dinero- mientras cortaba las venas que la unían a su ojo, se acordó del tiempo que estaba perdiendo en esta carnícera paga -ya señor, espere-, -aquí voy a estar señorita-

Camino a la universidad, el señor puso música en su radio. Era una emisora chicha -pucha señor, cambie esa huevada no se malee pe-, -está bien señorita- el señor sintonizó algo romántico -no pe ¿acaso quiere que me ponga a llorar? ni ojos tengo- buscó en el dial hasta dar con algo interesante -pucha odio el rock peruano, no hay nada nuevo, todo lo que hacen es copiar a los gringos y se creen lo máximo- el señor prosiguió en la búsqueda -aaaggghhh, reggaeton ¡Puta qué asco! esa música de cholos y chuscos, encima de esos boricuas atorrantes que se la tiran de raperos gansta, quien quiera creerse negro o centroamericano debe de estar recontra mal del cheko, si son una sarta de machistas ignorantes y haraganes- sin más remedio, el señor puso noticias -uff no, en esa porquería solo aparece como todo se está yendo a la mierda, cómo el Perú se hunde cada día más en su miseria, que la pobreza, la desnutrición, la delincuencia, la drogadicción, la prostitución, la trata de . . . ¡y-a-mí-qué-CHU-CHA! con tal de estar bien YO, para qué me voy a preocupar del resto- tomó un respiro y continuó -como esos huevones de la universidad que se creen socialistas, comunistas, marxistas, sarta de poco floros y poseros, esa huevada ya fue, tú crees que yo estoy estudiando como huevona para que venga uno de esos drogadictos que suben a los micros y vayan a ganar lo mismo que YO, no jodas, señor mejor apague su radio- ¿he dicho todo eso en voz alta?

Antes de bajar, Pamela se dio cuenta que había olvidado nuevamente algo -a ver, ahora ¿qué desea de mi cuerpo?-, -sus oídos-, -ya lléveselos, pero rápido que estoy sobre la hora-, -¿podría hacerlo usted?-, -aiccchhh . . . YA, está bien- se miró en el espejo -están muy duras- quién me manda a olvidarme todo, ahh mierda ya entró la navaja, seguiré cortando, todo por la universidad, por forjarme un futuro -aquí está la derecha- introdujo su navaja en la otra y como carne de res fue fileteando despacito todo su cartílago sonoro.

-Yastá-, -pero esto es solo lo externo, yo le dije claramente que quería sus oídos-, -¿Qué?, ¿Cómo?-, -¡Los oídos!-, -estoy sangrando un poco, pero a ver- o a escuchar -meto la punta por aquí ¿es esto el tímpano?-, -sí-, -y te lo doy con todas las herramientas, yunque, martillo, serrucho, zambo, wanka, weso, pellejo-, -señorita creo que está perdiendo la noción de las cosas-, -Carajo ¡Yo sé lo que hago! Ahora me retiro porque tengo clase-, -puedo esperarla si quiere-, -ve tú-

Pamela entregó el trabajo a tiempo. Si bien, carecía de ojos y orejas, y en sus nuevos orificios se iba formando una horrible costra, al profesor poco le importó. Con solo haber puesto el informe sobre el pupitre, ya estaría aprobada -tanta huevada para que ni lo revise- más que felicidad, sentía un vacío infranqueable.


Se había matado durante un mes, solamente por presentar su trabajo: Investigando, copiando-pegando, analizando, copiando-pegando, sintetizando, copiando-pegando, pero por sobre todas las cosas memorizando. No había salido a ningún sitio, había choteado a su enamorado, y a éste poco o nada le importó, empezó a salir con otra, y Pamela seguía con su informe. Llegó el cumple de su mejor amiga, la llamó gastando con el dolor de su alma: 50 céntimos, el resto lo tenía que ahorrar en sus pasajes y entregar puntual el informe. Todo el stress causado le había hecho olvidar demasiadas cosas, hasta la misma razón de ser de aquel mes.

A la salida, el señor taxista, quien permaneciera esperándola, guió a Pamela hacia él. Ella no lo vio, ni lo escuchó, ni siquiera le habló durante el trayecto. El taxista tampoco intentó entablar conversación.

Pamela sabía que no podría pagar este nuevo servicio, pero por lo menos, viajaría más cómoda que en un micro. Como no tenía nada que comentarle, gritó algo que únicamente pudo escuchar en su pensamiento -¡Señor, le doy mi lengua, no tengo pa' pagarle!-, -eso mismo le iba a pedir señorita- Pamela procedió a sacarla lo más que pudo y empezó a seccionarla con su navaja, como si estuviese cortando un filete. Al señor no le importaba que la sangre siguiese manchando los forros de los asientos. Cuando faltaba un poco de carne, procedió a arrancarse la lengua y se la entregó -gracias señorita ¡Que pase un lindo fin de semana!-

Pamela regresó a su cuarto, se desnudó frente al espejo y recordó un árbol que a partir de aquel día solo vería en sueños o en la memoria.

HACER EL AMOR

El amor es un objeto de las circunstancias,
es un devenir y un movimiento pendular
de lo simple a lo complejo,
de lo concreto a lo abstracto,
de la esencia a la apariencia.

En el caso de los enamorados,
el amor es indispensable
para su unión;
y por ello tiene que existir amor,
tienes que demostrarle tu amor,
es decir, tienes que hacerle el amor.

Hacer el amor,
entendido como el hecho
de demostrar a la persona que amas
el amor que le profesas.

Hacer el amor
es algo más que la cópula
entre dos sexos;
es algo más que un relámpago de placer,
en una noche de locura y desenfreno;
es algo más que un simple coito
en un momento de agitación y movimiento.

Hacer el amor
es darle un beso con tus almibarados labios,
es hacerle una caricia con tus plácidas manos,
es mostrarle una dilecta mirada
con tus encandecidos ojos.

Hacer el amor
es susurrarle al oído lo mucho que la quieres,
es hacerla vibrar entre tus zalameros brazos,
es regalarle una sonrisa con tus deleitables labios.

Para hacer el amor sólo basta poner en funcionamiento
todas las partes de tu cuerpo, ya que puedes
hacerlo con tus manos
al acariciarla tiernamente,
con tus labios,
al besarla y sonreírle plácidamente,
con tus ojos,
al mirarla dulcemente,
con tus brazos,
al abrazarla fuertemente
contra tu fuente inagotable de vida y amor


Por tal razón
¿Si alguna vez te preguntasen si has hecho el amor?
¡tranquilo!
respóndeles que sí;
ya que sólo así les responderás con la verdad
porque…créeme, desde hace mucho tiempo
que cada día de tu vida haces el amor;
es más, lo haces a cada instante;
lo haces con tus manos, con tus labios
con tus ojos,
con tus brazos, con tu corazón y con todo tu ser.

Si me lo preguntasen a mí
simplemente les diría que sí,
que sí he hecho el amor
y que, es más, me encanta que me hagan el amor;
pero sobre todo que me encanta hacérselo a él,
que me encanta y me fascina hacerle el amor.

UNA ESTRELLA EN EL SILENCIO

Úrsula Pesares lloraba desconsoladamente y lloraba y lloraba y no se cansaba de llorar. Encerrada en su cuartito de la calle k en el pueblito del silencio, encendía su vieja lamparita de kerosene y seguía detenidamente los t.i.c- t.a.c de su viejo reloj de plata. La calle k y exclusivamente el pueblo siempre permanecía en silencio, excepto por el sonido apacible de las viejas carretas que pasaban por la noche, el compás acelerado del jinete mensajero y sobre todo por el canto lastimero de “la santa de las 12” como llamaban los vecinos a Úrsula Pesares.

El tic – tac daba las doce y todo el cuarto de Úrsula pesares se inundaba de lágrimas, la vieja lamparita de kerosene sucumbía ante los hilos de lágrimas que extinguían su débil lucecita nocturna. A esa hora en la calle k, el pueblo del silencio interrumpía su calma y el oído súper agudo de los vecinos de la calle k, se estremecía con el canto fúnebre de Ursula Pesares que cantaba y cantaba y no se cansaba de cantar, mientras la gente velaba con llanto las afueras de su casa y veneraban con rezos inverosímiles (siempre en silencio) todo el trayecto de su canto.

Llegó un día para sorpresa de todos en una lujosa carreta a la calle k. Su cabellera dorada y su mejillas rosadas y la elegancia de sus gestos contrastaban profundamente con la de las mujeres del lugar lo que generó la envidia y el rechazo de las mismas quienes veían en Ursula Pesares como a la intrusa que despertaría los deseos mas obscenos de unos hombres y de un pueblo que todavía permanecía incólume y en silencio. Sin embargo ningún hombre se desquició ni se encandiló con la belleza de Úrsula, al contrario de lo que las mujeres del pueblo suponían generó en estos una antipatía y un rechazo que alivió y generó la tranquilidad de sus mujeres.

Sus primeros días fueron como ella misma imaginaba, sabía que su arribo al pueblo y estrictamente a la calle k, generaría inquietud y asombro en un pueblo que vivía en la más absoluta tranquilidad y armonía lejos de toda perversión, pero sobre todo en silencio.

Comenzaba a inquietarse y a sentirse insegura, la gente ni se inmutaba con su presencia y todos sus esfuerzos por conseguir ganarse el cariño de la gente eran inútiles. Sin embargo a los seis meses de su arribo al pueblo, sucedió algo que un primer momento no pudo descifrar. Salió como de costumbre muy temprano por la mañana a recoger agua del río. Mientras hacía su recorrido notó que todas las casas vecinas tenían luces resplandecientes en su interior, le pareció extraño pues desde su arribo jamás había notado algún suceso parecido como el que estaba advirtiendo. Aún era de madrugada y a pesar de que todas las casas tenían luz en su interior el camino para traer el agua desde el río hasta su casa le pareció demasiado oscuro. Decidió entonces salir en busca de una antorcha para guiar sus pasos cuando repentinamente apareció en el firmamento una estrella muy radiante que la cegó y estremeció por unos instantes. Se sorprendió de que ningún vecino suyo saliera a presenciar lo que ella consideraba un precioso suceso de la naturaleza y sobre todo que este encerrara un silencio mas sepulcral que el de costumbre. Vaciló por unos instantes en dirigirse al río en busca del agua, le parecía muy extraño de que nadie se inmutara con el espectáculo de la estrella, sin embargo aún temerosa, recobró el ánimo y fue en busca del diáfano elemento.

Los perros que no le ladraban, por que todo era silencio, siempre fueron sus enemigos, pero esta vez no la mordieron ni asustaron con sus apariciones inesperadas. Notó que la estrella la seguía en sus pasos y pensó es mi estrellita de la suerte. Poco a poco fue amaneciendo y por primera vez se escuchó el canto de los pájaros. La gente, pensó Úrsula, se enojaría con el bullicio de los pájaros pero al contrario de lo que ella suponía, éstos aprobaban con regocijo sus melodías.

Notó Úrsula que la gente ahora la miraba de una manera muy distinta de cómo cuando llegó al pueblo. Por primera vez la saludaron afectuosamente, abrazos, besos, niños que le regalaban perfumados rosas, ancianos que le declamaban preciosos poemas e incluso los perros danzaban delante de ella y le agitaban graciosamente la cola.

Agradeció Úrsula tantas atenciones. Totalmente sorprendida se dispensó de sus vecinos y se adentró hacia sus aposentos. Cuando ingresó tenía en su mesa todo tipo de alimentos como los que se sirven en un delicioso banquete, el agua por la que había ido estaba ya en sus cántaros. Simplemente no lo podía creer, por que el cambio tan radical de la gente. No se lo explicaba. Desde ese día no le faltó nada en la mesa, las mujeres no le dejaban lavar ni sus ropas. Los hombres reparaban los tejados de su casa mientras los niños le cantaban hermosos cánticos de la zona, siempre bajito para no hacer tanto ruido.

Todo fue tan apacible para Úrsula, hasta que notó algo abultado en su delicado vientre, no podía ahora ni pasar los alimentos, sufrió un primer desmayo, al siguiente día otro y el vientre seguía y seguía creciendo lo que la horrorizó de sobremanera pues no concebía el hecho totalmente inverosímil de estar embarazada. Mientras tanto el pueblo recibió con regocijo la noticia y celebraron apoteósicamente, siempre sin hacer mucho aspaviento. Se sacrificaron algunos carneros, las casas fueron pintadas de blanco y la gente cantó y bailó.

Por su parte Úrsula no concebía el hecho de estar embarazada, totalmente horrorizada, pensó que alguien, había atentado sexualmente contra ella. Comenzó a odiar a los hombres del pueblo y no recibía mas que la visita de las mujeres a quienes preguntaba con imprecaciones si sabían algo al respecto, pero éstas solamente le sonreían diciéndole que no se preocupara pues algo muy hermoso alumbraría de su ser. Úrsula se sentía un poco apaciguada con la naturalidad y serenidad con que las mujeres del pueblo tomaban el asunto, sin embargo aún no concebía el hecho de estar embarazada sin haber sido tocada por un hombre.

Al cuarto mes de su embarazo Úrsula soñó. Volvió a ver la estrella resplandeciente y notó como su brillante luz penetraba en su vientre. La estrella le dijo que había sido escogida de entre muchas mujeres y que engendraría un hijo, a quien sin embargo vería morir cuando este fuera joven. Y que su hijo salvaría al mundo de la iniquidad del hombre y que todo sería paz y silencio como en el pueblo del silencio.

Pasaron muchos años y el hijo de Úrsula Pesares era ya todo un hombre. Por primera vez se escuchó un ruido infernal en el pueblo. La gente protestó y enseguida fueron rebatidos por unos hombres altos corpulentos que decían ser los hijos de la patria. Palabra que no entendían los lugareños del pueblo del silencio. Los hombres corpulentos hijos de la patria se llevaron a los más jóvenes, hacia un lugar desconocido donde debían de matar para sobrevivir y luchar por algo que los hombres corpulentos llamaban patria. El hijo de Úrsula pesares era uno de ellos. Por su parte ella lloraba resignada pues sabía que la extraña estrella venía a cumplir con su designio.

A los dos meses de la partida de los jóvenes el jinete mensajero traía noticias de los combatientes menos del hijo de Úrsula Pesares, quien preguntaba desesperada si había noticias de su hijo, pero nadie ni el mismo jinete mensajero le daba razón alguna. Pasaron días, meses y Úrsula pesares no sabía nada de su hijo; conocía del cruel designio de la estrella, pero su amor de madre le hizo decidir ir en busca de lugar desconocido para ver aunque fuese por última vez el cadáver de su hijo. Imploró al jinete que la llevase hacia ese lugar desconocido y después de varias horas de cabalgar sin cesar por fin pudo llegar al sitio donde se batían en combate varios hombres que se mataban unos a otros. Preguntó por el nombre de su hijo pero nadie le daba razón alguna, sólo un viejo de bigotes que yacía en el suelo herido y que a su vez reía maliciosamente pudo alcanzar a decirle que su hijo había muerto hace ya varios meses y que su lucha había sido infructuosa, que nada cambió después de su muerte y seguía siendo todo igual. Finalmente le dijo que alguien que alguna vez había dirigido sus pasos en una noche oscura, se había burlado de ella, y que a pesar de que su hijo había sido su enemigo en el combate, lamentaba profundamente su muerte.

Úrsula Pesares no quiso escuchar pero después maldijo con todas sus fuerzas a la estrella y la hora en que esta penetró en su vientre para engendrarle un hijo a quien finalmente arrebataría y sin haber cumplido la promesa de salvar el alma de los hombres. Úrsula Pesares esperó a que pasen los años para ver si la paz se instauraba como en el pueblo del silencio, pero todo seguía igual o peor que como estaba antes. Antes de cumplir los cien años y después de haber presenciado todas la serie de atrocidades que cometía el hombre. Decidió regresar al pueblo del silencio, llorando inconsolablemente por su hijo arrebatado, recordó aún en su profunda tristeza el canto apacible que los niños le hicieron alguna vez cuando estaba embarazada y cantó eternamente hasta el final de sus días.

JOLGORIO DE LA MUERTE

Vuelve la oscuridad tentadora de virtudes
y se solapa embravecida por la calma.
Se congelan los cristales sollozos en tu vida
y el alma se aferra sin piedad al cuerpo.
El hombre encaminado por sus cruces
se desvía por el sendero de la perfidia,
y vuelve la sombra maculada
y se hecha a llorar desesperadamente.
La rebeldía del amor destrona al odio,
se sobrepone el ocaso de los cielos sepia
justo cuando la luna y el sol copulan.
La muerte será perseguida con fe,
y la fe quebrantará ante el orgullo.
Iconoclastas esputarán tu imagen
como aquellos días de soledad.
Imaginándome el jolgorio de la muerte
que hoy canta su alegría,
no será perseguida por la vida
ni será enjuiciada por su mentor.

PANTEÓN

Mujer hoy tú me has llorado entre las miradas tiernas del averno, tu sepultura
está cerca a la mía y la muerte clavada se encuentra junto a la vida. El hueso
ncantado de tus ojos se ven sacrificados en mí mirar y crece el holocausto entre
tus labios y los míos se resecan ante la tempestad.
Tu panteón aguarda mi dulce cadáver, eufemismo puro de tu ingrato amor, no
podrás huir de mis laceradas palabras, ni de los remordimientos dantescos de mi
taciturno rencor.

ADIÓS

Mira mujer, si quieres llorar
y toda tu tristeza
proviene de tu alma,
entonces deja rodar tus lágrimas.
Mujer, si intentas gritar
y la garganta te juega una mala pasada,
no la reprimas más por favor,
sólo desencadena la verdad.
Mira mujer, si tus manos
quieren profanar mi rostro,
entonces no intentes detenerlas,
simplemente explota y golpéame.
Mujer mía, si ya no quieres amarme
y quieres vivir en la soledad,
entonces puedes huir y dejar de verme
y quizás entonces allí, no volvería.

PERSISTENCIA O EL ESPÍRITU DEL TIEMPO

Musa, Madera de tiempos remotos.
Criatura y profeta,
efímeros objetos sucumbiendo en un
febril destino de habitáculos sin nombre.

Severa luz de lo infinito, lucidez,
vasija donde artistas de labios y sudores cadenciosos
reposan la contemplación de viejos mundos.
Imágenes avivan creaciones nocturnas
donde los rezos se tornan crueles y voraces
a la espera de las tertulias.

El silencio es la equilibrada perfección de lo venidero.

Para culminar el curso de cristales solariegos,
rezagos de mantos mudos
devuelven voluntad y castigo.
Arena y roídos huesos de poetas
rodean el presbítero cantar de las venas.

Infante o senil creador de ideas,
vivir es sólo un constante caer hacia el vacío.
Los años no permiten la perfección
de lo equívoco, pero consienten a su vez
toda aquella sensación de agonía.

Es aquí donde lo externo nos celebra,
y nuestros frutos conservan con virtud
la intensa melancolía de los nombres.

A la posteridad quedan nuestros sueños,
plasmados sobre muros y maderos de tiempos remotos.
Criatura y profeta,
ambos renacen con el persistir de las musas.

EDAD Y TIEMPO

Para recrear formas y conceptos febriles
utilizamos al sueño o los productos venideros
de breves síncopas vocales.
Nada absorto nos presenta lo vivido,
sólo juegos y virtudes paralelas.
De los ecos aprendemos lo perdido.
De lo perdido aprendemos a darle valor a los ecos.
En desigual compasión
contamos los recuerdos en aprehensión perpetua
de lo extinguido y lo añorado.
Ahora el fuego oprime su. verdad sobre lo cierto
y la razón obtiene raíces en nubes supremas.
Las palabras se ocultan de la voluntad y los dioses
para envolvemos como bichos
en constantes círculos sin retorno.

VIAJES

Tú vienes
dormida en el limbo de una palabra
oculta / extraña
secreta entre el rubor de la noche

vienes junto al fuego
ocultando el silencio
o abriendo de tus pasos
el tenso aroma del dolor

vienes
y construyo jaulas con tu nombre
encierros donde habite tu mirada
y abro los ojos
para entender lo perdido
o tus viajes de niña
sobre la muerte y el miedo.

LAS DESVENTURAS DE GUMERCINDO

El aire húmedo y espeso, a veces huele a flores, a eucaliptos, a manzanilla, a alimentos de animales; colinas que divisan una tras otra, adornadas de ichu y arbustos; casitas levantadas de adobe y de tapial, techadas con paja; vertientes de agua que nacen del vientre de los cerros, discurren lentamente para formar riachuelos y luego se transforman en grandes ríos. Así es el paisaje donde viven Ruperto, Agustín, Gumercindo y la abuela Nashta.

Antes que nazca el alba, aún cuando los gallos cantan y los pájaros comienzan a bañarse en los puquíos y ríos, Ruperto y Agustín se levantan a preparar su fiambre. A las siete de la mañana tienen que ir a trabajar al campo.

Como de costumbre, Gumercindo, el hermano menor, se queda al cuidado de su abuela.

- Cuidas a la abuelita y le das su comida. Le dice uno de sus hermanos.

- ¡Ya! ¡ya! No se preocupen. Responde Gumercindo.

El astro rey alcanzaba la mitad del firmamento, Gumercindo estaba completamente concentrado jugando canicas en el patio de su casa, de pronto alzó la cabeza y a lo lejos vio a sus hermanos que regresaban de trabajar.

Se acordó de la abuela, fue inmediatamente a la cocina, sacó un mate con harina de cebada y un jarro con agua y empezó a dar de comer a la abuela.

- Come abuelita, tu harinita, con un poquito de agüita, pa que no te aúgues.

Una tras otra fueron las cucharadas que Gumercindo daba apresuradamente a la abuela, cuando de pronto tras un movimiento brusco, la abuela cayó al suelo. Gumercindo asustado trató de levantar a la abuela; pero fue en vano, la abuela ya no respiraba; pues, se había ahogado con la harina y el agua. Sabiendo que sus hermanos le pegarían, arrastró el cuerpo de la abuela sobre una silla, le puso un sombrero, una rueca y un uso, de tal modo que aparentaba estar sentada, hilando.

Como de costumbre, Ruperto y Agustín corren a saludar a la abuela, pero esta vez la abuela no contesta el saludo. Preocupados por tal actitud, le sacan el sombrero, la rueca y el uso, dándose la sorpresa que la abuela estaba muerta. Un torrente de lágrimas empezó a descender por las mejillas de los jóvenes, la nostalgia se apoderó de todo su ser.

- ¡Noooo, no, nos dejes abuelita! Dijo uno de ellos.

- Sooo…. sonso has matado a la abuela, era lo único que teníamos. Dijo el otro.

Gumercindo estaba completamente callado, como si se hubiese comido la lengua, lloraba al igual que sus hermanos y sólo bajaba la cabeza ante los reclamos.

Como es de costumbre en la sierra, velar el cuerpo del difunto por dos noches y tres días. En medio de la tristeza y el dolor comenzaron los preparativos para el velorio. Ruperto y Agustín y algunos vecinos alistaban los peroles y las ollas para cocinar las papas, el mote y la patasca. Mientras tanto, Gumercindo tenía que ir a moler tres arrobas de trigo al molino más cercano del pueblo.

Gumercindo cogió el saco de trigo, lo echó sobre los hombros y para no olvidarse cuantas arrobas llevaba, por el camino iba gritando:

- ¡Tres arrobas nomás!, ¡Tres arrobas nomás!, ¡Tres arrobas nomás! …


Cerca al empedrado camino, tres campesinos estaban trillando trigo con tres robustos caballos, al escuchar los gritos del muchacho, uno de ellos dijo:

- ¡Como que tres arrobas nomás, mocoso del demonio!, que te has creído, ves que estoy trillando mi trigo y tú quieres que salgan tres arrobas nomás.


Otro de los campesinos cogió de los hombros a Gumercindo arrojándolo al suelo, junto al saco de trigo que llevaba.

- Entonces ¿Cómo se dice? Dijo Gumercindo llorando.

- Se dice: ¡Que salga más!

Gumercindo cogió el saco de trigo y nuevamente siguió gritando por el camino.

- ¡Que salga más!, ¡Que salga más!, ¡Que salga más!...

A lo lejos venía un señor que llevaba tres latas de kerosene sobre un burro, una lata estaba rota y el kerosene caía gota a gota.

- ¡Cómo que salga más!, ves que mi kerosene está desparramándose y todavía dices que salga más.

- ¡Perdóneme señor! Así me han dicho que diga yo.

- ¡Cómo que así te han dicho que digas! Así no se dice.

- Entonces ¿Cómo se dice? Dijo Gumercindo lloriqueando por las patadas que había recibido.

- Se dice: ¡Que ya no salga más!

Cogió el saco de trigo, lo echó sobre sus hombros y prosiguió por el camino gritando.

- ¡Qué ya no salga más!, ¡Qué ya no salga más!, ¡Qué ya no salga más!...

De pronto pasó junto a un arriero que llevaba tres burros, dos se habían hundido en el barro cerca de un lugar pantanoso. Uno había logrado salir pero el otro estaba intentando sacarlo. Al escuchar los gritos del muchacho se acercó y le dijo:

- ¡Cómo que ya no salga más! Ves que mi burro esta atollao y todavía dices que ya no salga. Estás burlándote.

- No señor, así me han dicho que diga yo.

- ¿Quién te ha dicho que digas así? Así no se grita.

- Entonces ¿Cómo se dice?

- ¡Así como ha salido el uno que salga el otro! Se dice.


Gumercindo nuevamente siguió caminando, repitiendo lo que le había dicho el arriero.

- ¡Así como ha salido uno que salga el otro!, ¡Así como ha salido uno que salga el otro!, ¡Así como ha salido uno que salga el otro!...


Un tuerto que cruzaba el camino al escuchar los gritos se llenó de rabia y gritó:

- ¿Qué cosa dices adefesio de mierda? Ves que tengo un solo ojo y todavía quieres que salga el otro.

- Entonces ¿Cómo se dice?

- No se dice nada, callao se va.

Después de recibir una golpiza, siguió caminando cargado el saco de trigo y gritando:

- ¡No se dice nada, callao se va!, ¡no se dice nada, callao se va!, ¡no se dice nada, callao se va!...

Tres borrachos venían por el camino cantando y silbando.

- ¿Cómo que no se dice nada, callao se va? A nosotros nadie nos va a callar mocoso. Aurita te vamos a sacar la mierda.

- ¡No señor! Así me han dicho que diga yo.


Gumercindo observó que los borrachos se acercaban para golpearle. Dejó el saco de trigo y corrió para salvarse de la golpiza que le esperaba. Al darse cuenta que ya no tenía trigo, regresó a su casa, sabiendo que le esperaba otra golpiza, la de sus hermanos.

En medio de los trajes negros, que simbolizan el luto por la muerte de un ser querido, fue enterrado el cuerpo de la abuela Nashta. Desde entonces, Ruperto, Agustín y Gumercindo quedaron solos en el caserío de Jaulabamba.

LÁGRIMAS DE HIERRO

Quiero llorar,
llorar lágrimas de hierro,
Hierro forjado
con sangre y sufrimiento humano,
Humano es el delito,
delito es el no dar la mano
Al que se hunde,
hunde tu puñal en mi pecho
Y veras que soy de carne y hueso,
hueso que se rompe
en cada inocente muerte,
muerte que se refleja
en el bolsillo cargado
de dinero,
dinero que nos separa y aleja,
Aleja de ser seres humanos
y nos acerca al fin,
Fin,
Fin por el que lloro
Lágrimas de hierro.

ALMA

Escribo con un lapicero
que ya no tiene tinta,
ahora posee mi espíritu,
ése que ya no es tinta lo que derrama,
derrama amor,
fuego,
fuerza.
Es con él que quiero escribir,
escribir una palabra y regalarla a mi amada,
ver que la use,
que la luzca,
que se vanaglorie de tenerla.
No espero gratitud,
bastaría con que esté feliz,
realizada y grande.
Para ti mi amada,
amada patria,
para ti escribo:
Libertad.

ME DUELE

El reflejo de tus miradas diciéndome: ¡vete!
El agotamiento que siento,
ya no puedo sufrir más.
¡Ay, vivir a veces duele!

Mis respiros son lentos, no los comprendo,
Ya casi me da lástima exhalar.
El aire gratuito se me ofrece,
yo indiferente lo acepto
¡Ay, vivir a veces duele!

Lágrimas no han brotado de mis ojos,
talvés sí estoy seco y frío como dices.
Doy lástima y eso lo sabes,
pero la verdad, me siento peor.
¡Ay, vivir a veces duele!

Tus manos ya no borrarán mis enojos,
y mis manos no sabrán ya lo que es tu piel otra vez.
El cielo oscurecido me niega ver mi dolor,
y el frío viento renace mi soledad.
¡Ay, vivir a veces duele!

No podré volver a mentirte,
Pero ya no extraño eso,
por eso te fuiste de mi lado,
La verdad es que no te fuiste,
Con cada engaño te fui alejando de mí.
¡Ay, vivir me duele!

SQUEDAÑ

Veo tu sueño
y entiendo por qué no deseas -te- despertar,
veo tu sueño
y pienso en la trascendencia oscura que esconde.
No niego que fue y será necesario
pero al soñar nos está prohibido evocar.

La imagen… que gigante se presenta, cada vez más;
La luz…que pierde calor y brillo;
La fuerza… que carece de sí misma;
avivaron en ti, lo que hoy en mí.

Squedañ, no ha de revelarse sino
cuando el alba de mi vida deje de ser mío
y no ha de mirarme jovialmente
sin antes haber cortado mi voz: mi lamento.

Veo tu sueño, sí,
ahora sí puedo distinguirlo,
ahora que estoy anejo a él
y que lo tardo y lo fijo están inherentes en mí.

Lo veo, lo escucho, lo acepto, lo vivo
y su portal eleva mi alma hacia ti.

Mañana el ocaso aguardaré ansioso,
porque en el futuro: soñaremos juntos.

VIAJE

Pequeña franela de dos colores
para apagar vidas basta.


Camino. Camino…ando.
Encuentro el espacio yermo, afligido,
pero respiro nocivos aires,
mortales aromas; talvés,
del impávido grito del pasado.

Troto, corro…observo:
una bandera sin color alguno,
cuerpos enteros e incompletos.
Cogen mis pies.
Intentan que los lleve.
Creen que la Esperanza
siempre vivirá.

Troto, marcho…escucho:
tres voces agudas al unísono:
¡Justicia! ¡Libertad! ¡Paz!
Rompo mis tímpanos. Miro al frente.
Siento mi piel perder su color.

Escapo, volteo…caigo.

NOSOTROS

Nosotros somos tiempos invernales,
el galopar del viento avivó nuestro empezar
y la primavera que besó nuestros umbrales
pienso que nunca la podremos olvidar.

Nosotros somos tiempos de frescura
en cada hora vive un canto breve,
en cada tarde, una nube oscura
y por las noches, dos rosas de nieve.

Nosotros… nosotros somos tiempos impensados,
el mundo todo desconoce nuestro ser
y sólo vive en el mil sueños dorados
lo que juntos, en cada fiel amanecer.

ENCUENTRO

La luz del atardecer que se filtra a través de las nubes, y los rayos del sol que se reflejan en el mar; subraya el destino final. Los colores de las paredes son luminosos, las líneas del camino no nos conducen a ningún lugar en particular, ya que pueden ir de adentro hacia fuera o viceversa. La organización de la superficie de la sala pintada en escalas de distintos colores brinda la ilusión de profundidad. Existe en la casa un alineamiento de cerca.

La ventana que da a la habitación nos acerca y nos aleja del lugar. A través de la ventana se ven tres testigos de la escena. Dentro de la habitación está un sofá de terciopelo rojo, sobre el sofá de terciopelo rojo yace una víctima desnuda. Todos permanecen inmóviles y da la impresión de que los acontecimientos también quedan suspendidos, sin resolverse.

La puerta de la habitación está semi abierta y decido entrar, pues el olor hediondo que se propaga en la atmósfera me ha extasiado. Al entrar, percibo una yuxtaposición turbadora entre lo corriente, lo extraño y lo erótico: me siento mortal.

El cielo y la tierra parecen fundirse. Miro, tras la ventana del cuarto que da a la calle, el azul intenso del cielo que es matizado por el sol del ocaso, y que ahoga sus últimos rayos en el mar. El destino parece simbólico, pues la gloria es sucedida al fracaso.

Me siento en la cama, incómodo, en una posición tensa cruzando los brazos para tratar de cubrirme, cubrirme como si estuviera desnudo. Los objetos cotidianos que circundan la habitación se funden en la composición de sí misma dotando al cuarto una gran fuerza, a pesar de la aparente vanidad. Me pongo de pie delante del cadáver, la sombra que proyecta la habitación, sombra violenta, desproporcionada y amenazadora contribuye a desarrollar el clima de angustia que emana del cuerpo. La naturalidad del cadáver me remite a la Venus inmortalizada. El contorno del cuerpo aparece delineado, resaltando la voluptuosidad de la postura modelada por luces y sombras.

La habitación es sombría, no por la ausencia de luz, sino por la presencia de la oscuridad. Sobre un fondo están los tres testigos de la escena, veo sus oscuras formas indefinidas en incesantes movimientos que parecen metamorfosearse en el vasto espacio de la habitación. El cadáver de mujer aparece desnuda con un crucifijo en la mano, alejando las tentaciones que le sobrevienen; al fondo están los otros (los tres testigos), uno de ellos lleva un obelisco con rasgos medievales, el otro aparece con una mujer en la mano desnuda y voluptuosa, y el último (el que está en medio) lleva sobre sus espaldas una construcción arquitectónica, a través de cuya puerta abierta se ve un torso femenino desnudo. Los tres seres amorfos, híbridos, con rasgos humanos, pero con forma de pájaro, aparecen conformando un triángulo, arriba de ellos veo un cuervo negro de plumaje brilloso. El pájaro tiene una connotación ambivalente, es malvado y tierno, demoníaco y tímido, y puede representar la amenaza o la liberación.

El cielo y la tierra parecen fundirse y los seres extraños de esta habitación flotan desolados. En este universo desolado, poblado de formas inventadas e irreales del mundo onírico: todo puede pasar.

Puedo distinguir al que está en el medio, al menos puedo ver su rostro: veo la metamorfosis de su rostro desfigurado y torturado, sobre el fondo oscuro distingo su cara angulosa y deformada. La desnudez del espacio subraya su soledad. A su derecha siguen el que lleva un obelisco con rasgos medievales, a su izquierda el otro con una mujer en la mano desnuda y voluptuosa. El del medio me mira fijamente, me mira y se dilata en mi pupila, ¡escalofrió pavoroso! ¡Perplejidad ¡ Obnubilación! ¡Incertidumbre! ¡Pánico! ¡Espanto! ¡Terror!... he reconocido al del medio, ¡sé quién es el del medio!

Una sensación de angustia se desprende de mi alma cuando veo sobre mis espaldas una construcción arquitectónica, a través de cuya puerta abierta se ve un torso femenino desnudo. A mi izquierda está el que lleva un obelisco con rasgos medievales, a mi derecha se encuentra el otro que lleva una mujer en la mano desnuda y voluptuosa, y delante de mí veo un gran espejo misterioso y despoblado en el que se desenvuelven seres fantasmales en un espacio sin límites y que capta mi imagen. No eran otros los que estaban delante de mí y frente al cadáver. Delante de mí y frente al cadáver había un espejo donde se proyectaba mi reflejo.

La luz del sol ilumina sólo el cadáver, el cadáver se levanta, el cadáver dejó de soñar…he despertado de mi sueño.