sábado, 8 de septiembre de 2007

SQUEDAÑ

Veo tu sueño
y entiendo por qué no deseas -te- despertar,
veo tu sueño
y pienso en la trascendencia oscura que esconde.
No niego que fue y será necesario
pero al soñar nos está prohibido evocar.

La imagen… que gigante se presenta, cada vez más;
La luz…que pierde calor y brillo;
La fuerza… que carece de sí misma;
avivaron en ti, lo que hoy en mí.

Squedañ, no ha de revelarse sino
cuando el alba de mi vida deje de ser mío
y no ha de mirarme jovialmente
sin antes haber cortado mi voz: mi lamento.

Veo tu sueño, sí,
ahora sí puedo distinguirlo,
ahora que estoy anejo a él
y que lo tardo y lo fijo están inherentes en mí.

Lo veo, lo escucho, lo acepto, lo vivo
y su portal eleva mi alma hacia ti.

Mañana el ocaso aguardaré ansioso,
porque en el futuro: soñaremos juntos.

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